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Comisión Episcopal Pide Sacar Militares de Labores Policiacas

La Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS) de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se pronunció porque acabe la permanencia de las fuerzas armadas en labores policiacas y se tengan cuerpos policiacos capacitados, cualificados y coordinados.
En medio del debate de la Ley de Seguridad Interna precisó que ante la violencia que “ha ido en franco ascenso”, se requieren “acciones legislativas que, en un paquete con visión integral, marquen una ruta crítica para resolver las causas, pero también eviten la permanencia de políticas como la de la presencia de las fuerzas armadas en funciones policiacas”.
Llamó a avanzar hacia “tener instituciones que, con capacitación, coordinación y equipo cualificados, provean nuestra seguridad interna, para así dejar al ejército en su función de seguridad nacional”.
Señaló que “basta de falsas seguridades” y conminó a tomar todas las medidas necesarias para realmente construir la paz en el país. Destacó que “desde que el gobierno mexicano decidió́ lanzar su guerra contra el narcotráfico”, lo cual ocurrió durante la administración de Felipe Calderón, “informaciones fidedignas señalan que se han contabilizado en el país 174 mil homicidios dolosos”.
Alertó sobre una posible manipulación de la situación de inseguridad ante la cercanía de los comicios o bien que el tema se relegue por atender las campañas electorales.
“Estamos ya en los umbrales de los procesos electorales que se darán en todo el país rumbo a las elecciones del año próximo. No podemos ocultar una serie de preocupaciones al respecto. La primera consiste en la posibilidad de que la agenda política y social abandone los esfuerzos por contener la violencia y por construir la paz, marginándolos del debate político-electoral”.
“El segundo temor consiste en que se pueda distorsionar y manipular la situación de violencia en el país para favorecer intereses partidistas o facciosos. Puede darse un manejo superficial y frívolo de este escenario nacional simplemente para buscar votos. Animamos y estaremos atentos para promover campañas pacíficas y centradas en los problemas de mayor trascendencia”.
Remarcó que “se requieren acciones legislativas y logren un consenso de todas las fuerzas políticas y sociales en orden a establecer estructuras nacionales, estatales y municipales de seguridad eficaces y respetuosas de los derechos de todos”.
Precisó que se requieren “decisiones basadas en acuerdos que lleven a formas de corresponsabilidad y complementariedad y que darán un mejor resultado que las decisiones tomadas desde una perspectiva parcial”.
Indicó que es evidente que existe una “escalada” de violencia, aún cuando “las cifras oficiales no reflejen totalmente la situación, es notorio el espectro de muerte y otras violencias no denunciadas que se ciernen sobre nuestra nación así como el duelo prolongado que se vive en nuestras familias ante las desapariciones, tanto denunciadas como no denunciadas”.
En el contexto de la celebración a la virgen de Guadalupe, indicó que México “padece por esta grave herida provocada por la violencia y la inseguridad”.
Recordó que en el año 2010, “los obispos mexicanos expresamos nuestra gran preocupación por los niveles de violencia que se daban en el país. Nuestra preocupación la expresamos en la exhortación pastoral “Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna”.
El escrito firmado por José Leopoldo González González, obispo de Nogales y presidente de la CEPS-Cáritas, así como los seis jerarcas encargados de otras dimensiones de la CEPS, indican que “lamentamos mucho que las cosas no han mejorado hasta el momento presente y ahora nuestra preocupación es mayor”.
Los obispos destacan que “de una forma especial, nos ha sido extremadamente útil la escucha atenta del dolor y sufrimiento de nuestro pueblo para comprender que la situación del país se ha complicado de manera grave y que no se avizora una salida a esta otra crisis humanitaria que se vive en muchas regiones y que resulta igual o más dolorosa que la crisis humanitaria que se está viviendo a partir de los sismos de este año”.
Aseguraron que “ los factores que contribuyen a la violencia y a la inseguridad, siguen vigentes y, aún más, se han endurecido, entre ellos la corrupción, la desigualdad, el desempleo, la impunidad, la ineficaz procuración de justicia, el abandono al campo, entre otros”.
Además dijeron que ahora “la violencia y la inseguridad ya se han extendido a casi toda la geografía nacional y algunas de nuestras ciudades forman parte del elenco vergonzoso entre las más violentas del mundo”.
El escrito está avalado también por Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Morelia y responsable por la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política; Domingo Díaz Martínez, Arzobispo de Tulancingo y responsable por la Dimensión de Pastoral de la Salud, Guillermo Ortiz Mondragón, obispo de Cuautitlán y responsable por la Dimensión de Movilidad Humana, Andrés Vargas Peña, obispo auxiliar de la octava Vicaría Episcopal de la Arquidiócesis de México y responsable por la Dimensión de Pastoral Penitenciaria, Jorge Alberto Cavazos Arizpe, obispo de San Juan de los Lagos, responsable por la Dimensión de Pastoral Laboral y José de Jesús González Hernández, obispo prelado de El Nayar y responsable por la Dimensión de Pastoral Indígena.
Los obispos indican que “el fenómeno de la violencia tiene orígenes multifactoriales por lo que se ha hecho cada día más complejo y no se puede seguir explicando como consecuencia de enfrentamientos entre bandas criminales”.
Advierten que este fenómeno “se ha ido extendiendo hacia nuevos ámbitos políticos y sociales”, por lo que “necesitamos el resultado de las investigaciones ministeriales para conocer el significado de las ejecuciones de actores políticos, lo mismo que de periodistas y de defensores de derechos humanos”.
Subrayaron que también son “extremadamente grave tanto el crecimiento como la extensión geográfica de los feminicidios y de otras acciones violentas contra las mujeres”.
“Nos preocupa humana y pastoralmente que esta situación está empeorando cada día y por ello interpelamos a todos, a las autoridades y a los ciudadanos. Como Iglesia católica también nos sentimos interpelados y, por eso, los obispos levantamos nuestras voces para urgir a la responsabilidad de todos, ya que cuanto más tarden las soluciones de fondo a la situación de violencia y de inseguridad, será más difícil avanzar hacia una auténtica paz”.
Dijeron que una “realidad urgente de atender se encuentra en los Centros de Readaptación Social, que siguen teniendo resultados sociales contraproducentes y con reiteradas violaciones a derechos y para los que es urgente, una reorientation profunda. Unido a esto está el tema de la corrupción en los ministerios públicos, cuya actuación dista mucho de responder a la necesidad social de procuración de justicia”.
“Es asimismo urgente que el Estado intervenga con eficacia ante el avance de las dinámicas de violencia que se han desatado en el país, atendiendo a sus causas y factores de riesgo para desactivarlos, buscando caminos y procesos de transformación. Un aspecto que requiere ser atendido de fondo es la corrupción pública que ha favorecido a las organizaciones criminales y a sus acciones ilegales y violentas”.

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